De la Batalla libertaria de Simón Bolívar
a la Guerra Impuesta contra Irán
A lo largo de la historia de la humanidad se han suscitado relevantes acontecimientos e incidentes, los cuales han logrado cambiar el destino de las naciones. Diversos hechos han dejado rastros en las páginas de la historia de los pueblos, entre ellos, las revoluciones, las grandes guerras y las elecciones decisivas.
En la historia de Irán y Venezuela, han ocurrido algunos de estos casos transcendentales. Entre esos hitos se pueden considerar la Revolución Islámica de Irán, la Revolución Bolivariana de Venezuela, la guerra de liberación bolivariana en contra los colonialistas españoles (1811 – 1823) y la Guerra Impuesta contra Irán (1980 – 1988).
El movimiento independentista encabezado por el Libertador Simón Bolívar, iniciado en 1810, conquistó finalmente el éxito y liberó del yugo español a los pueblos de América Latina y la Gran Colombia y, su independencia frente al colonialismo español. Durante la guerra se libraron grandes batallas bajo el liderazgo de Simón Bolívar, imponiendo la voluntad del pueblo sobre los invasores. Uno de esos hitos históricos fue la Campaña de Liberación de la Nueva Granada, que comenzó a principios de 1819, y a pesar de las expectativas pesimistas de muchos analistas militares, el ejército bolivariano logró derrotar a las fuerzas del Reino de España bajo el mando del General Pablo Morillo. A pesar de malas condiciones climáticas, frecuentes obstáculos terrestres y con sólo 2.500 soldados, fue liberada Santa Fe de Bogotá, el centro de la Nueva Granada, obligando al ejército colonialista a retirarse.
Por otro lado, Irán, el país que buscó lograr su independencia ante el imperialismo estadounidense con la victoria de la Revolución Islámica, enfrentó un ataque masivo por parte del gobierno de Saddam Hussein en 1980, lo que generó una seria amenaza de riesgo de hacer fracasar a la revolución emergente del pueblo iraní. El gobierno baazista de Irak invadió Irán y ocupó numerosas ciudades, cometiendo masacres de civiles inocentes. Pero la presencia de jóvenes valientes bajo el ingenioso liderazgo del fundador de la Revolución Islámica logró que el curso de la guerra cambiara rápidamente. El esfuerzo de guerra iraní pasó de ser principalmente defensivo a una contraofensiva certera con ataques masivos en contra del ejército de Irak, de tal magnitud que las superpotencias fueron obligadas a pensar en una solución y tratar de impedir la derrota de Saddam mediando y obligando al gobierno de la República Islámica de Irán a la paz y la reconciliación, aunque algunas partes del territorio iraní todavía seguían bajo la ocupación de soldados iraquíes.
Fue después de ello y frente al cambio del curso de la guerra a favor de Irán, que los gobiernos europeos y Estados Unidos, decidieron intervenir directamente en la guerra, no sólo aparentando mostrarse neutrales, sino que también apoyaron al gobierno de Saddam Hussein con su asistencia militar y financiera, entregando al gobierno agresor de Saddam, armamentos como aviones, misiles, artillería pesada, materiales químicos para armas no convencionales y así lo equiparon en contra Irán. El gobierno estadounidense, que se dedicaba a proporcionar ayuda a Saddam, de manera encubierta y abierta, facilitándole información militar y satelital, finalmente cometió un un acto de lesa humanidad el 3 de julio de 1988, día en que derribó un avión civil iraní, causando la muerte de todos los pasajeros a bordo. Entre las 290 víctimas, se encontraban mujeres y niños.
En los últimos años del conflicto, el gobierno de Saddam Hussein también cometió crímenes de guerra al usar bombas de racimo y armas químicas en perjuicio ciudadanos iraníes e incluso en contra del propio pueblo iraquí, sin haber sido cuestionado ni juzgado por los gobiernos occidentales, quienes se autoproclaman defensores de los derechos humanos. Finalmente, el gobierno de la República Islámica de Irán, considerando los terribles incidentes (ataques químicos y ataque al avión de pasajeros) determinó que la guerra podría tornarse incontrolable y extenderse a la región, además de la inminente muerte de más personas inocentes, y en 1988 aceptó la Resolución de paz 598 adoptada por las Naciones Unidas para la paz, dando fin a una contienda que se había prolongado por 8 largos años. El destino de Saddam seria determinado por sus mismos aliados, después de que atacara Kuwait. Finalmente, Estados Unidos invadió Irak y los colonialistas derrocaron su gobierno para posteriormente ejecutarlo.
Lo que hace similares las batallas decisivas del Libertador Simón Bolívar y la Guerra Impuesta contra Irán, es su mutua naturaleza antiimperialista e independentista y la gran resistencia de los pueblos de Irán y Venezuela. Hace 200 años, el Libertador Simón Bolívar buscaba consolidar la independencia de los territorios colonizados por el imperio español, para que los pueblos de América Latina pudieran tomar las riendas de su propio destino y hacer regresar a Europa a la potencia imperialista que poseía gran parte de los territorios en el mundo, dejando claro que los seres humanos son libres para administrar y dirigir su propia nación. Pero en Irán, el pueblo y los grandes comandantes de la Defensa Sagrada se resistieron para decirle al imperialismo estadounidense que no le permitirán adueñarse de su destino y socavar la independencia y soberanía del país, como lo hizo durante la última monarquía dictatorial de la dinastía Pahlavi. En esa guerra, Irán ofrendó la vida de 200.000 mártires por la independencia y la libertad de su tierra para lograr proteger sus fronteras y ser reconocido en el mundo actual como un país que no está dispuesto a sucumbir ante ningún poder colonialista.